Plantar semillas de marihuana en invierno
El cannabis es una planta a la que le gusta el sol y unas temperaturas cálidas. ¿Significa esto que no se pueden plantar semillas de marihuana en invierno? No necesariamente, pues lograr el éxito dependerá…
Iberian Peninsula express shipping
0€ Orders over 60€
*6€ orders under 59€
East, West, South Europe express shipping
0€ Orders over 150€
*18€ orders under 149€
North Europe express shipping
0€ Orders over 160€
*20€ orders under 159€
Ireland, Norway, UK normal shipping
0€ Orders over 60€
*6€ orders under 59€
Rest of the world normal shipping
0€ Orders over 180€
*25€ orders under 179€
Shipping costs can be confirmed in your shopping cart.
For additional shipping methods, please reach out through info@kannabia.com.
*Website protected by SSL.
**Not available in all regions.
*Your coupon will be sent via email.
*Should you have any question, comment or feedback, please do not hesitate to contact us.
Hoy en día, muchas personas están empezando a cultivar su propio cannabis en interiores. Sin embargo, no todo el mundo dispone del lugar adecuado para hacerlo. Afortunadamente, para cada problema hay una solución y por eso queremos hablar del microcultivo, una técnica que permite lograr altos rendimientos utilizando el menor espacio posible. Muchos recién llegados al panorama del cultivo pueden preferir empezar de esta manera para tener una idea del proceso antes de lanzarse a una gran plantación de interior. ¡Así que aquí tienes nuestra guía para empezar tu propio microcultivo de cannabis!
Si bien nuestros sueños de cultivar cannabis pueden implicar vastos campos de plantas meciéndose con la brisa o elaborados sistemas hidropónicos que albergan numerosos especímenes, la realidad a menudo nos limita al microcultivo. Como su nombre indica, se trata de una configuración de cultivo que ocupa solo una pequeña cantidad de espacio y, al mismo tiempo, logra rendimientos muy altos. Ya sea que te veas limitado por el sitio en que vives o necesites mantener un cultivo de cannabis discreto, es necesario ser creativos y transformar un espacio poco convencional en un entorno de crecimiento.
Porque el microcultivo es una forma de arte en sí misma y una técnica que se desarrolló para lograr buenos resultados en los lugares más inesperados. Además, el microcultivo de cannabis proporciona un mayor grado de control sobre tus plantas y normalmente exige un mantenimiento mínimo durante todo su ciclo de vida. Debido a la naturaleza de la instalación a pequeña escala, este método requiere muy pocos equipos y otorga gran importancia a la elección del espacio.
Aquellos que practican el microcultivo suelen buscar variedades que ofrezcan características comprimidas, como tamaño compacto o tiempo de floración rápido, lo que las hace fáciles de ocultar y manejar. Un tamaño tan pequeño permite a los productores cultivar estas variedades enanas en lugares increíblemente escondidos, desde armarios de cocina hasta cajas de cartón y pasando por neveras o incluso torres de computadoras viejas.
Así, lo ideal es optar por una variedad feminizada con dominancia índica, como nuestra Purple Kush o Hellfire OG. Y es que las índicas siguen siendo más pequeñas en comparación con las sativas. Por ejemplo, una índica puede estirarse entre un 50 y un 100% durante la fase de floración, mientras que las sativas experimentan un aumento de altura entre un 200 y un 300%. Además, al ser fotoperiódicas, puedes activar la fase de floración acortando repentinamente el número de horas de luz de 18 a 12 horas, para darles un periodo vegetativo muy corto que las haga contenerse en tamaño.
Otra excelente alternativa son las autoflorecientes, como Baby Boom Auto o Dream Sherbet Auto, que solo tienen un periodo de crecimiento vegetativo de apenas 3 semanas. Cualesquiera que sean las condiciones, estas cepas siguen siendo más pequeñas y no son sensibles al número de horas de luz para activar la fase de floración: se pueden colocar a 18 horas de luz al día durante todo el ciclo (incluso 24 h directamente) y ellas tan contentas.
Además de la genética y el tiempo vegetativo que le des a cada cepa, un equipo y el control adecuado permitirá que tus plantas de cannabis produzcan sin importar el espacio del que dispongan. Pero es necesario tener en cuenta estos factores:
La mayoría de los microcultivadores utilizan la tierra como medio de cultivo preferido, considerando que es mucho más fácil de usar en un espacio pequeño que un montaje hidropónico. Y es que cuanta menos tierra haya, menos crecerán y se expandirán las raíces, lo que juega un papel muy importante a la hora de determinar el tamaño de la planta. Por lo general, se recomienda utilizar macetas de 3 litros o menos, dependiendo de las circunstancias del microcultivo.
Las luces de cultivo son la parte más difícil, ya que es complicado distanciar lo suficiente determinadas lámparas de una planta. Podrías utilizar lámparas fluorescentes compactas, pero los rendimientos serán menores. Las luces de cultivo LED ofrecen la solución más popular: pueden proporcionar fácilmente todo el espectro de luz necesario y no producen tanto calor, con lo que se pueden colocar más cerca del dosel vegetal. Recuerda que las luces de cultivo LED con más azul en el espectro tienden a mantener las plantas bajas, mientras que las luces con más rojo pueden fomentar el estiramiento.
Si bien el riego es obviamente esencial, es especialmente imperativo con el cannabis en microcultivo. Dicho de otra manera: cuanto menos tierra haya, más rápido se secará. Ten en cuenta la necesidad de regar frecuentemente, hazte un favor y asegúrate de poder regar las plantas de manera cómoda y eficiente. Consejo profesional: la base de la planta es el único lugar que se debe regar regularmente. Si riegas las hojas o los cogollos, corres el riesgo de que se forme moho en tu hierba.
Las plantas de cannabis fuertes requieren una circulación de aire adecuada. La forma de ventilar tu microcultivo depende en última instancia de tu configuración. Por ejemplo, si cultivas plantas de cannabis en tu armario de los zapatos, puedes simplemente mantener la puerta abierta o hacer agujeros en ella para permitir que circule el aire. Asimismo, un pequeño ventilador de escritorio ofrece un excelente flujo de aire y su pequeño tamaño lo hace ideal para microcultivos. Coloca el ventilador de suministro en un lado y la salida en el otro lado del espacio: la entrada siempre debe ser lo más baja posible, mientras que la salida debe estar en la parte superior.
Dado que los microcultivos necesitan ser regados con más frecuencia, es probable que tengas que ajustar la cantidad de nutrientes que les das a tus plantas con cada riego. Por lo tanto, tendrás que tener cuidado (y tal vez hacer un poco de cálculo) para asegurarte de no darles demasiados o muy pocos nutrientes cuando las alimentes. No te fíes de las dosificaciones que aportan idealmente los fabricantes, pues están pensadas para plantas enormes en condiciones ideales de crecimiento. En el microcultivo, menos siempre es más.
Debido a que tu área de cultivo tendrá un espacio limitado, es casi seguro que necesitarás entrenar tus plantas para controlar su tamaño, algo que también te permitirá aumentar los rendimientos. Para ello, puedes utilizar dos tipos de entrenamiento:
La primera técnica de entrenamiento que puedes probar es el LST (Low Stress Training), que consiste en atar las ramas para controlar la dirección del crecimiento. Si se hace correctamente, las ramas deberían crecer hacia afuera en lugar de verticalmente, garantizando que más brotes de floración estén expuestos a la luz.
Algunos otros métodos que puedes probar incluyen Sea of Green (SOG) y Screen of Green (SCROG). SOG implica mantener tantas plantas juntas en un espacio pequeño y entrenarlas para que lleguen rápidamente al momento de la cosecha. SCROG, por otro lado, consiste en colocar un enrejado encima de las plantas. Esto no solo controla su altura, sino que también las abre a más luz y flujo de aire.
Existen varios métodos de entrenamiento de alto estrés (HST) que también pueden funcionar bien con tus microplantas. Estos métodos incluyen ‘topping’, ‘fimming’ y ‘super cropping’. El ‘topping’ implica cortar la parte superior del tallo principal por encima del quinto nudo para que la planta pueda desarrollar más colas y un mayor rendimiento.
Fimming es similar: de hecho, FIM significa “F**k! I missed!” (lo que en español sería algo así como “¡Joder, la he cagado!”) y consiste en cortar alrededor del 75% de la yema apical, que se encuentra en el nudo superior de la planta. Si tiene éxito, esto debería producir múltiples colas.
Otro método HST es el ‘super cropping’, que consiste en pellizcar y apretar los tallos apicales para hacerlos más fuertes y capaces de producir más cogollos. Puedes probar uno solo o una combinación de estos métodos para lograr un buen rendimiento de tu microcultivo: el caso es experimentar para ver lo qué funciona mejor para ti.
El microcultivo es un pasatiempo extremadamente divertido, especialmente cuando no quieres invertir mucho en la práctica. Hay mucho que aprender y puedes experimentar libremente sin preocuparte de destruir una cosecha entera de enormes plantas de cannabis. Sin embargo, si eres de los que no tienen mucho tiempo para hacerlo por ti mismo (pero sí dinero para que te lo hagan otros), quizá deberías decantarte por los distintos sistemas de microcultivo profesional que existen en el mercado.
Son los llamados ‘growbox’, microarmarios inteligentes que están cosechando no pocos éxitos en regiones más indulgentes con el cultivo de marihuana, como EE.UU o Canadá. Puedes encontrar marcas como Seedo, Grobo, Leaf o Linfa, que además permiten controlar todos los parámetros de cultivo desde el móvil.
Eso sí, cuestan un ojo de la cara, por lo que si quieres hacer tu propio sistema de microcultivo, aquí te dejamos algunas ideas en forma de imágenes para que te animes a adentrarte en este fascinante mundo de las microplantas de marihuana