Cómo germinar semillas
La germinación de semillas vegetales es el proceso de cultivar plantas directamente a partir de simientes, en lugar de comprar plantas ya cultivadas o hacerlo a partir de esquejes. Y, aunque parezca un proceso sencillo,…
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Germinar semillas de cannabis puede parecer un proceso sencillo, pero a menudo nos podemos encontrar con obstáculos inesperados que pueden frustrar incluso al cultivador más experimentado. Este artículo abordaremos los problemas más habituales que pueden impedir que tus semillas de cannabis broten, ofreciendo soluciones prácticas para lograr una germinación exitosa.
La germinación de semillas de cannabis es un paso esencial en el proceso de cultivo y puede realizarse de muchas maneras. En una taza de agua, entre algodones, en servilletas mojadas, directamente en el suelo… Cada uno tiene su método preferido. Pero es importante saber que algunos son más eficaces que otros y en este artículo te indicamos las distintas técnicas que puedes usar.
Sin embargo, a veces las semillas no brotan, lo que genera decepción y esfuerzos en vano. Existen varias razones por las que las semillas de cannabis pueden no germinar, así que para aumentar las posibilidades de éxito, es importante abordar estos 10 posibles problemas:
Las semillas de marihuana germinan en un rango de temperatura de 20 °C a 30 °C, siendo lo ideal entre 21 ºC y 25 ºC. Dentro de esa horquilla, los procesos metabólicos necesarios para la germinación se activan de manera efectiva. Si las temperaturas caen por debajo de los 20 °C, la actividad metabólica de la semilla disminuye significativamente. Por otro lado, las temperaturas que exceden los 30 °C pueden ser igualmente perjudiciales y llevar a la deshidratación de las semillas y, en casos extremos, dañar o matar el embrión. Para mantener la temperatura en el rango óptimo, puedes usar propagadores con control de temperatura o colocar las semillas en áreas donde las condiciones sean estables, como interiores con calefacción. También puedes usar mantas térmicas, que ayudan a mantener el calor constante.
Mantener los niveles adecuados de humedad es crucial para una buena germinación. La mejor humedad relativa para lograrlo es del 70 % al 90 %. El exceso de humedad en el suelo puede impedir que las semillas accedan al oxígeno y producir el crecimiento de hongos; mientras que una humedad insuficiente impide que la semilla absorba el agua necesaria para activar los procesos enzimáticos que inician la germinación.
Utilizar un medio como el coco o vermiculita, que retenga humedad sin saturarse, puede ayudar a mantener el equilibrio correcto. Si has plantado en un sustrato o en un taco de turba (o jiffy), al regar las semillas es fundamental mantener la tierra húmeda, pero no encharcada. Para mantener los niveles de humedad durante este período, cubre las semillas con una cúpula de plástico transparente o una envoltura para crear un microclima que ayude a retenerla.
La humedad excesiva se puede prevenir con unos simples ajustes. Por ejemplo, si has seguido el método de germinación con toallas de papel, asegúrate de que las toallas no estén mojadas, sino simplemente húmedas. Y verifica cada 24 horas: si la toalla comienza a secarse, rocíala con un spray de agua.
Dado que las raíces de cualquier planta casi siempre se mantienen en la oscuridad (enterradas en el suelo y protegidas de la luz por la maceta que las rodea), no debería sorprendernos saber que la oscuridad es importante, ya que ayuda a activar ciertos procesos bioquímicos y hormonales necesarios para la germinación. Dicho esto, no es imprescindible, ya que son determinadas longitudes de onda las que pueden inhibir la germinación, no la luz en general. En la mayoría de los casos, las longitudes de onda rojas promueven la germinación, mientras que las longitudes de onda azules pueden interrumpirla o terminarla. Lo principal es mantener las semillas alejadas de la luz intensa, como la del sol o de las lámparas de cultivo, pero un poco de luz no debería afectar a la germinación.
Algunos cultivadores suelen remojar sus semillas de cannabis en agua antes de germinarlas. Esto suaviza la cáscara y prepara la semilla para plantar, ya que la raíz principal no tendrá que esforzarse tanto para abrirse camino. La semilla se coloca en un vaso de agua y, por lo general, el cultivador espera hasta que se hunda antes de plantar. Pero esto puede ser un problema, ya que una semilla de cannabis necesita aire para respirar y, una vez que se ha sumergido por completo, puede ahogarse. No dejes tus semillas completamente sumergidas por más de un par de horas. Una vez que se hundan, muévelas a toallas de papel o al medio elegido.
Es fundamental asegurarse de que las semillas se planten a la profundidad adecuada para evitar limitar su acceso al oxígeno o provocar que se pudran. Plantar semillas demasiado cerca de la superficie también puede provocar que se sequen antes de brotar, que se expongan a demasiada luz o que les resulte difícil desprenderse de su cáscara. La profundidad ideal para plantar semillas de cannabis suele ser de entre 0,5 y 1,0 cm, con solo una ligera capa de tierra por encima. Esta profundidad permitirá un flujo de oxígeno y una retención de humedad adecuados, lo que garantizará una germinación exitosa.
A veces, la semilla de cannabis germinará debajo del medio y, por supuesto, no la verás. La raíz principal crecerá y entrará en contacto con el medio, por lo que si tiene mucha comida, la radícula puede quemarse gravemente. Cuando estés germinando semillas de cannabis, utiliza pocos nutrientes y, si vas a plantar en tierra, asegúrate de usar una mezcla normal para macetas, que tendrá menos nutrientes que los sustratos de cultivo para cannabis convencionales.
La tierra vieja o reutilizada que no está esterilizada puede contener organismos nocivos como moho, bacterias e insectos. Esto puede provocar tasas de germinación deficientes o la muerte de las plántulas. Se recomienda utilizar tierra nueva y esterilizada; y es importante asegurarse de que las macetas utilizadas también estén limpias y libres de contaminantes. Incluso si manipulaste tus semillas con las manos desnudas, es posible que hayan resultado dañadas o afectadas por aceites u otros contaminantes. Para estar seguro, intenta tocar tus semillas solo con pinzas o guantes sanitarios; o lávate las manos con un jabón no tóxico antes de comenzar.
La germinación de semillas implica trabajar con agua; y es importante que la que utilices tenga el valor de pH (acidez) adecuado. Las semillas son muy sensibles a esto. Un buen valor de pH para la germinación es 6,0. Así que no utilices agua de lluvia ni de grifo, que puede tener un valor de pH de 8,0 o superior. Además, el agua del grifo puede contener cloro, flúor y sales que pueden ser perjudiciales para la germinación. Para mejorar la tasa de éxito, se recomienda usar agua embotellada, destilada o dejar que el agua del grifo repose durante un día para permitir que el cloro se evapore.
El suelo compacto priva a las semillas de oxígeno y un drenaje deficiente aumentará el riesgo de enfermedades y moho. Pero cuando la tierra está muy suelta, hay demasiado aire alrededor de la semilla y, por lo tanto, no puede absorber la humedad adecuadamente. Después de haber colocado las semillas a su profundidad adecuada, golpea ligeramente la tierra con los dedos. Cuando agregues perlita para airear el suelo, entre un 10% y un 20% es suficiente.
Esto no suele ser un problema en interior, pero al aire libre, es posible que algunas criaturas desentierren las semillas y se las coman cuando no estés mirando. Por ejemplo, los pájaros se sienten especialmente atraídos por las semillas de marihuana. En este caso, tendrás la seguridad de que no van a brotar porque no habrá semilla que germinar (o estará en el estómago de algún animal).
Después de haber intentado germinar tu semilla de cannabis, pero sin éxito, no deberías rendirte. Existen formas de conseguir que tu semilla de cannabis germine, pero puede que solo requiera un poco más de trabajo. El objetivo principal es ablandar la cáscara y brindar la mayor ayuda posible a la raíz principal para que pueda emerger. Así que puedes probar alguna de estas soluciones:
Es importante reconocer que, a pesar de seguir todas las instrucciones al pie de la letra, algunas semillas pueden no germinar. Esta situación puede ser decepcionante y a menudo se debe simplemente a la mala fortuna. Sin embargo, al gestionar adecuadamente todos los factores que hemos discutido, podrás incrementar notablemente las posibilidades de que tus semillas de marihuana broten con éxito en cada ocasión. Lograr una tasa de germinación del 100 % en cualquier cultivo es muy raro. No obstante, adquiriendo semillas de cannabis de alta calidad de un proveedor de confianza como Kannabia y siguiendo las recomendaciones adecuadas, te acercarás mucho a ese ideal.