¿La marihuana puede ayudarme a dormir mejor?
Son muchos los usuarios de cannabis que eligen consumir por la noche, cuando las tareas del día han terminado y pueden relajarse en el sofá. Sin embargo, mientras muchas personas creen que les ayuda a…
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Lo primero que leemos cuando buscamos un poco más de información sobre Amanda Feilding es que un día se trepanó la cabeza a sí misma con un taladro dental. De esta experiencia salió un cortometraje llamado «Heartbeat in the brain». Y el documental de 1998 sobre esta antigua práctica médica, «A hole in the head», incluyó imágenes de la condesa perforándose el cráneo.
No es la primera vez que Feilding ensayaba sobre su cuerpo con sustancias y prácticas extremas.
Es por esto que una vez escribieron en el diario The Guardian: “sería justo decir que su credibilidad como activista no siempre se ha visto favorecida por su historia con la auto experimentación”.
Pero lo cierto es que desde 1998 inicia, dirige y apoya la investigación neurocientífica y clínica sobre los efectos de las sustancias psicoactivas en el cerebro y la cognición a través de Fundación Beckley.
Esta condesa tiene un objetivo, investigar nuevas formas de tratamiento para enfermedades mentales como la depresión, la ansiedad y la adicción, además de dar con nuevas vías para incrementar el bienestar y la creatividad. Por eso, Amanda Feilding apoya la investigación científica con el cannabis, el LSD, la ayahuasca o el MDMA. Todas estas prácticas, el uso de sustancias psicoactivas, la meditación y la trepanación, se deben al interés de Amanda Feilding por la investigación de la conciencia en beneficio del individuo y la sociedad.
Hace 12 años, en 2007, Feilding convocó la Comisión Global de Cannabis y elaboró un informe con la ayuda de un grupo de expertos en políticas de drogas. Este documento proponía un plan para posibles reformas de las políticas de control de cannabis a nivel nacional e internacional. En 2011 lanzó la iniciativa global para la reforma de la política de drogas de la Fundación Beckley para crear políticas más humanas que redujeran el daño de las drogas en individuos y en sociedades.
De estas dos reuniones salieron dos informes claves: ‘Hojas de ruta para reformar los convenios de la ONU sobre drogas’, en 2012, en el que se incluyeron posibles modificaciones sobre las convenciones de la ONU para que los países tuvieran mayor libertad para seguir políticas que se adaptaran mejor a sus necesidades individuales. Y en 2013 publicó un rigurosos análisis académico en el que se discutían posibles resultados de la despenalización y regulación del cannabis en Inglaterra y Gales. Ese mismo año el presidente de Guatemala pidió asesoramiento a Feilding sobre política de drogas y dos años más tarde, en 2015, el Ministro de Justicia de Jamaica también lo hizo.
Todos estos antecedentes son importantes para comprender por qué Canopy Growth Corporation contrató a la Fundación Beckley para realizar investigaciones sobre los beneficios de varias cepas de sus productos porque Amanda Feilding se ha pasado casi toda su vida realizando investigaciones científicas sobre los beneficios terapéuticos del cannabis y de los psicodélicos y porque ha usado los resultados de estos estudios para hacer campañas que pretendían enmendar las políticas globales contra las drogas ilegales.
Ahora Canopy Growth Corporation quiere centrarse en el tratamiento del cannabis para el dolor, la ansiedad y la adicción a las drogas. Lo que pretende el mayor productor de cannabis del mundo es impulsar el mercado del cannabis medicinal en Europa. Uno de sus principales objetivos, en esta línea, es reducir la dependencia de los opioides en el tratamiento del dolor relacionado con el cáncer.
“Si bien su primer amor es la ciencia, Amanda continúa cerrando la brecha entre la ciencia y la política de drogas: su investigación psicodélica pionera está proporcionando la evidencia científica para alimentar un debate justo sobre la reforma de la política de drogas. Dicha reforma permitirá, a su vez, que florezca la investigación sobre sustancias psicodélicas actualmente prohibidas, sin inhibiciones de las obstrucciones regulatorias. En última instancia, el objetivo del trabajo de Amanda es convertir los psicodélicos y el cannabis en medicamentos aprobados, para que puedan ser prescritos legalmente en las clínicas para los necesitados”, podemos leer en la página web de Fundación Beckley.
A día de hoy muchos países siguen dejando el cannabis como última medida en caso de que otros tratamientos no den resultado. Y para poder obtener recetas cannábicas, los pacientes tienen que demostrar que no les funciona ningún otro medicamento. Esta situación les lleva a pasar por situaciones de adicción y efectos secundarios. El objetivo ahora es que la prioridad inmediata sea el paciente.