Cannabis y publicidad
La industria del cannabis es una industria nueva y cambiante, así que se enfrenta a la compleja tarea de publicitarse sin una tradición detrás ni tampoco ejemplos efectivos en los que basarse. A la principal…
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El proyecto de ley que está sobre la mesa de Abdo incluye la modificación, por un lado, del artículo 30 de la Ley 1340/1988, sobre tráfico de estupefacientes, para que la tenencia de cannabis en caso de uso medicinal no sea punible. También incluye la modificación del artículo 33 de la misma ley para descriminalizar la siembra, cultivo, cosecha y procesamiento de plantas de marihuana cuando la persona o su representante legal lo haga en un inmueble autorizado por la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) y disponga de un certificado médico firmado por el Ministerio de Salud Pública que certifique que padece dolencias tratables con cannabis.
«Lo que genera esta modificación es que haya una delimitación entre un usuario medicinal y una persona que trafica, porque actualmente, según esa ley, todos somos criminales», afirmó Cynthia Farina, impulsora de Mamá Cultiva Paraguay, sobre la ley que aún no ha sido modificada por el proyecto de ley.
Esta asociación es una de las organizaciones que ha promovido el proyecto de ley. Con la norma sobre la que Abdo tendrá que decidir, “cualquier persona necesitada de la terapia cannábica podrá ser avalada para no ser perseguida por la fiscalía, los antinarcóticos, la policía ni nadie», añade Farina.
Mamá Cultiva Paraguay es una organización impulsada en este país por Cynthia Farina, con el apoyo de la Fundación Daya, con sede en Chile, al no encontrar en la medicina convencional medios que le sirvieran a su hija, que entonces tenía seis años y padece epilepsia refractaria. “Somos madres de niños con epilepsia refractaria, cáncer y otros, que no encontraron respuestas en la medicina tradicional, impulsando el cannabis medicinal”, explica en su perfil de Facebook.
El proyecto de ley, si finalmente es aprobado, permitirá el consumo y autocultivo de cannabis medicinal con una receta médica que indique que la persona necesita de esta planta para tratar sus dolencias. Con la receta se tramitará el permiso ante el Ministerio de Salud y ante la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), que elaborarán un registro de usuarios que les permita hacer los controles pertinentes. En cuanto al tipo de cannabis y a las cantidades, se mantienen abiertas al criterio médico.
Como en España, el Gobierno paraguayo se ha lanzado primero a facilitar el camino a las empresas farmacéuticas antes que a los propios consumidores. La Ley 6.007, promulgada en 2017, creó el programa para el estudio e investigación científica del uso medicinal del cannabis y sus derivados. El pasado año, en septiembre, el Ministerio de Salud paraguayo abrió el proceso de selección de las empresas que recibirán licencias para la producción de cannabis medicinal. Se trata de »una opción de tratamiento para pacientes seleccionados y un avance para industria farmacéutica nacional». En ese momento solo se preveía la prescripción de cannabis medicinal para casos de epilepsia en los que no se respondiera a tratamientos convencionales y párkinson. En febrero de este año, el ministerio ya había otorgado doce licencias. Una de ellas recayó en Pharma Industries S.A., filial paraguaya del gigante farmacéutico estadounidense Laboratorios Abbot. Otra fue Cannapar, con sede en Paraguay, donde ha conseguido licencia para cultivar una extensión de terreno de 200 hectáreas. Otros de los premiados fueron el consorcio de doce empresas Green Flower y las farmacéuticas paraguaya Comfar Saeca y Swiss Pharma.
Mientras, la Ley 1340/1988 castiga, aún a día de hoy, con entre diez y veinte años de cárcel la siembra, el cultivo, la cosecha y la recolección de cannabis.