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El CBDA es el ácido que originalmente se encuentra en el cannabis y que actúa como precursor del CBD tras un proceso de descarbonización, generalmente realizado a través del calor, que es también el que hace que la planta sea psicoactiva. El pasado mes de julio, el profesor Raphael Mechoulam, de 88 años y profesor de medicina química en la Universidad Hebrea de Jerusalén, explicó a la revista Forbes cómo el equipo con el que trabaja en la empresa estadounidense EPM, había conseguido un método con el que trabajar con las sustancias originales del cannabis.
“Todo el mundo está discutiendo sobre thc y CBD, pero estos cannabinoides son realmente sustancias secundarias, aparecen en la planta después”, explica Mechoulam a Forbes.
El método usado por este científico para trabajar con los ácidos que se encuentran originalmente en la planta, el CBDA y el THCA se llama estratificación y permite mantener a estos ácidos lo suficientemente estables como para permitir su uso. “Originalmente, hay ácidos que aparecen en la planta, y esos ácidos son estos mundos misteriosos de compuestos que son mucho más potentes que los cannabinoides”, añade el profesor Mechoulam, que explica que la inestabilidad de estas sustancias es lo que ha hecho imposible, hasta ahora, el estudio de sus usos médicos.
¿Y cuáles serían esos usos? Mechoulam, que es conocido por ser uno de los padres del estudio del THC, destaca el potencial del CBDA para tratar la ansiedad y las náuseas, lo que podría convertir a este ácido en un buen complemento para pacientes con cáncer que estén siendo tratados con quimioterapia. También para personas que sufran inflamación intestinal y psoriasis. Por el momento, el equipo de Mechoulam ha probado la eficacia del CBDA en dolencias intestinales, comparando los efectos con el de otros dos productos convencionales usados para esta dolencia, uno de ellos es la prednisona, que es un tipo de corticoide. El científico afirma que los efectos conseguidos con el CBDA fueron muy similares y confía en que los compuestos encontrados en el cannabis, al ser más seguros, puedan servir para reemplazar las medicinas actuales basadas en esteroides y opiáceos.
Mechoulam fue el líder del grupo de investigación que, en 1963, consiguió aislar y analizar la estructura química del CBD. Ese mismo año, el mismo grupo de científicos consiguieron aislar también el THC.
“Estos ácidos cannabinoides fueron relegados como inactivos en el pasado, pero simplemente no estaban buscando en los lugares correctos, o no tenían las herramientas adecuadas en ese momento”, afirma por su parte el neurólogo e investigador sobre el cannabis Ethan Russo en una entrevista publicada por Project CBD en diciembre de 2019.
Russo explica que, hace 15 años, se demostró que el THCA tenía actividad sobre el factor de necrosis tumoral alfa, una proteína liberada por el sistema inmunitario que interviene en la inflamación, apoptosis y destrucción articular secundarias cuando se sufre artritis reumatoide u otras patologías.
“Es un mediador importante de los efectos autoinmunes. Es importante en enfermedades como la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide, la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn y, probablemente en muchas otras enfermedades autoinmunes que vemos cada vez más en nuestras poblaciones”, continúa Russo.
En la misma entrevista, Russo ya hablaba también de los usos del CBDA para tratar la ansiedad y las náuseas, para lo que le calculaba una potencia cien veces superior a la que tiene el CBD. Pero en ese momento solo se habían realizado pruebas en animales.