Kannabia Seed Company sells its customers hobby (collection) seeds for personal use. Its germination and cultivation is prohibited. The buyer undertakes to consult the legislation in force in his country of residence to avoid incurring in the performance of an illegal activity.
La configuración del nuevo gobierno progresista sitúa mucho más cerca la legalización del consumo de cannabis en España. Así lo reconoce, y celebra, Bernardo Soriano, portavoz de Regulación Responsable (una de las plataformas por la regularización del cannabis más importante del país) quien se muestra especialmente optimista: “En esta legislatura estamos más cerca que nunca de una regulación del cannabis”.
Efectivamente, estamos ante el escenario más propicio de los últimos tiempos para abordar este tema. Por un lado, Alberto Garzón, el nuevo ministro de Consumo y líder de IU, ha siempre defendido públicamente la legalización del consumo de la marihuana. Por otro, Salvador Illa, ministro de Sanidad y ex número dos de PSC, precisamente el partido que se ha mostrado más activo en la defensa de la marihuana dentro de la formación socialista.
Dos serían las formas de abordar la legalización:
Por un lado, la exclusivamente medicinal, que dependería del Ministerio de Sanidad que lidera Illa. El PSC, formación a la que pertenece, votó a favor de la regulación e, incluso, redactó una iniciativa legislativa popular en Cataluña (y que el Tribunal Constitucional anuló posteriormente).
Por otro lado, la integral, que incluiría el consumo para ocio y que implicaría las carteras tanto de Sanidad como de Consumo. Esta opción precisaría, necesariamente, el respaldo del Congreso de los Diputados. Pero Unidas Podemos ha defendido este modelo públicamente (incluso presentó una iniciativa parlamentaria sobre el cannabis antes de entrar a formar parte del Gobierno) y contaría, muy probablemente, con el apoyo de Más País, PNV, Bildu, PDeCat, ERC y Ciudadanos. Todas estas formaciones se han mostrado favorables a la regularización del cannabis. Es posible que el único escollo a salvar fuera la oposición del ala más conservadora del PSOE.
Entre los argumentos más potentes para apoyar la legalización, los más importantes serían el aspecto medicinal y el impacto socioeconómico de su regulación.
En el aspecto medicinal, las propiedades terapéuticas del cannabis son más que reconocidas por parte de numerosos especialistas y respaldadas, a su vez, por multitud de estudios. Sus efectos anestésicos y analgésicos, entre otros, son muy apreciados para el tratamiento alternativo de enfermedades que se desarrollan con episodios de dolor. Es por eso que el uso medicinal del cannabis supondría una prioridad para los más de 200.000 pacientes que, se estima, podrían demandar estos productos y que se verían mucho más amparados dentro de un marco legislativo.
En cuanto al impacto socioeconómico, según datos aportados por Regulación Responsable, la regularización del cannabis generaría casi 2.000 millones de euros en impuestos, además de la creación de unos 38.000 puestos de trabajo. La inversión en efectivos que hoy en día se dedican a luchar contra el tráfico ilegal se verían, además, drásticamente reducidos. Todos estos aspectos repercutirían de manera favorable en la economía, pero también en el aspecto social, ya que el consumo del cannabis se vería equiparado al del alcohol o tabaco. Además, los casi cuatro millones de consumidores de marihuana que se estima hay en España dejaría de verse en manos del mercado clandestino, con todas las garantías y seguridad que su legalización implica, y viendo así reconocidos sus derechos.
Buenas noticias, sin duda, pese a que recientes declaraciones del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, dejan claro que no se trata de una prioridad para el ejecutivo. “Estoy en lo que estoy. Tengo ya suficientes problemas”, manifestó Sánchez durante su estancia en Canadá, al ser preguntado por la regulación del cannabis. Precisamente este país, con gran importancia en la ONU y miembro destacado del G7, ha asumido una regularización integral y definitiva del cannabis.
Todo parece indicar que ha llegado el momento de abordar, definitivamente, este debate de manera seria y responsable.